Me gustaría poder ser experto en “…”, pero…
Si pudiera aprender a “…”, pero…
Las excusas son mentiras que nos decimos a nosotros mismos para evitar hacer frente, muchas veces, a verdades desagradables, a cosas o situaciones que no queremos enfrentar o simplemente, a algo que no me importa tanto aún cuando diga cuán relevante es para mí.
Algunas de las excusas clásicas:
No tengo tiempo: con esto en realidad decimos que no es lo suficientemente importante para considerarlo: “no tengo tiempo para hacer ejercicios; no tengo tiempo para una relación; no tengo tiempo para estudiar idiomas; no tengo tiempo para ordenar mi escritorio; no tengo tiempo para juntarme con mis amig@s, etc.”. Cuando realmente algo te importa, encuentras la manera de hacerlo, te acomodas.
No sé cómo/ es muy difícil: con esta excusa en realidad reconocemos nuestra flojera o pereza. He visto personas que, con el pensamiento de “si no sé, no tendré que hacerlo”, dan esta excusa sin el más mínimo interés de aprender, para que luego, no les pidan que realicen la acción o la tarea en cuestión. Quien quiera aprender “cómo” pregunta, investiga, pide ayuda, busca en Google “cómo hacer una…”, etc.
Siempre HE sido así o siempre HA sido así: esto habla también de nuestra comodidad, poca creatividad, pocas ganas de cambio, poco interés en buscar alternativas diferentes, etc.
Seré feliz cuando…: la inalcanzable felicidad. La creencia que avala esta excusa es pensar en la felicidad como una «meta estática y finita» la cual está a nuestro alcance cuando compramos el auto que deseamos, obtuvimos el título profesional, el ascenso en la compañía, etc.
No dejes que las excusas dirijan tu vida y te quiten la posibilidad de cumplir tus metas y sueños. Identifica tus excusas y cambia la forma de enfrentarte a ellas. Toma acción de lo que necesitas hacer para llegar a tu meta y ponte en marcha.
Y tú ¿cuáles son tus excusas?